Ante el creciente escándalo en Europa por encontrar carne de caballo en hamburguesas y lasaña, en México
no hay suficientes laboratorios para controlar ese riesgo.
El Director del Centro de Investigación y Desarrollo de Proteínas (Cidpro) del Instituto Tecnológico de Monterrey (Items) campus Monterrey, Sergio Serna Saldívar informó que no esta prohibido usar carne de caballo, el problema es cuando entra en forma clandestina a la cadena alimentaria.
“Para eso existen muchas técnicas para identificar vía antígeno anticuerpo si trae carne de caballo o de otras especies, inclusive hemos sabido mucho de carne de perro, por ejemplo”, indicó.
De esa forma atribuyó el problema al tema de
regulación porque el productor que use carne de caballo tiene que declararlo en la etiqueta, y que además provenga de un equino sano, dijo.
Aseguró que en teoría existen controles para que no haya fraude, pero en la práctica se aplican poco ya que son
escasos los laboratorios especializados para identificar, por ejemplo, carne de caballo en las hamburguesas.
La técnica para saber si una carne de vacuno tiene carne de caballo es complicada. En el país sólo lo realiza el laboratorio del
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) en Hermosillo, Sonora, comunicó.
Admitió que pese al avance en los últimos 10 años, todavía hay deficiencias en la calidad de los laboratorios certificados, y sólo hay dos con certificación para el tema de la carne; uno es el CIAD y otro se localiza cerca de Cuernavaca.
Lo anterior ocasiona que cualquier rastro tenga poco acceso a esta infraestructura de laboratorios, lo que facilita que se introduzcan productos cárnicos no deseables a la cadena alimenticia.
Serna Saldívar opinó que desde el punto de vista nutricional, la carne de caballo es de mejor calidad: Menos grasa, menos colesterol y más proteína.
Eunice Arlette Viniegra Clerke, catedrática de la Escuela de Biotecnología e Ingeniería de Alimentos del Ítems campus Monterrey recomendó que para evitar el fraude, la empresa mexicana debe seleccionar a sus proveedores adecuadamente, con especificaciones de calidad claras y completas, que demuestren que éste está vendiendo carne que se requiere.
Además tener a la mano todo un mecanismo de rastreo, análisis, sistemas de control de calidad, buenas prácticas de manufactura, procedimientos estándares de saneamiento, acceso a los rastros, y cómo operan las cadenas de frío.
Precisó que las dos normas más importantes para los productores de cárnicos son:
NOM 213 para productos troceados y curados, productos curados y maduros. La otra norma es
NOM 251: prácticas de higiene para el proceso de alimento, bebidas y suplementos alimenticios.
Coincidió que no existe riesgo en el consumo de carne de equino, sobre todo proveniente de rastros Tipo Inspección Federal. Un problema sería con caballos de carrera en donde pudiera incurrirse alguna vez en fraude de dopaje, que fueran a sacrificarse y se lleve a consumo humano.
“Insisto, el fraude es vender algo que es adulterado o mezclado, no etiquetado, y no informar al cliente lo que se le está dando”, afirmó.
Según estimaciones del Consejo Mexicano de la Carne, en 2013 el consumo de carne de bovino alcanzará un millón 920 mil toneladas, una ligera variación respecto a un millón 915 mil toneladas pronosticadas para 2012.
Este mismo organismo previó que el consumo de carne de cerdo se ubicará en un millón 790 mil toneladas en 2013; mientras que de pollo será de tres millones 578 mil toneladas, y de pavo de 167 mil toneladas.
El problema en Europa
Los países de Europa podrían endurecer las pruebas de productos alimentarios en respuesta a un escándalo que involucra carne de caballo vendida falsamente como vacuno, mientras las autoridades se esfuerzan por identificar a la fuente sospechosa del fraude.
Todas las compañías que han manejado carne de caballo etiquetada falsamente están bajo sospecha, dijo el jefe de salud de la Unión Europea, quien agregó que la Comisión Europea estaba considerando fortalecer las reglas del bloque sobre etiquetas de los productos.
Las autoridades han dicho que no existe riesgo a la salud pública a partir de los alimentos afectados. Sin embargo, el incidente ha provocado repugnancia en Gran Bretaña, donde muchos ven la idea de comer carne de caballo con disgusto, y ha planteado preocupaciones sobre la seguridad de las complicadas cadenas de abastecimiento en Europa.
"Es evidente que en algún lugar de la línea, alguien (...) ha etiquetado fraudulentamente o quizás negligentemente un producto en forma engañosa", declaró a la prensa el comisionado de salud de la Unión Europea, Tonio Borg.
"Todos los países por los que ha pasado este producto de carne están bajo sospecha, por supuesto. Por países, quiero decir las compañías en esos países que lidiaron con este producto de carne", afirmó, y agregó que sería injusto en este momento apuntar a alguna organización en particular.
El ministro de Finanzas de Gran Bretaña, George Osborne, dijo que era necesario realizar pruebas más estrictas de los productos para restaurar la confianza pública.
"Lo que queremos asegurar es que tengamos los controles adecuados de modo que todas las familias sepan exactamente lo que están comiendo", declaró Borg a Sky TV.
Carne contaminada
El 15 de enero, pruebas de rutina por parte de la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Irlanda hallaron carne de caballo en hamburguesas congeladas de vacuno producidas por empresas en Irlanda y Gran Bretaña y vendidas en cadenas de supermercados, incluyendo a Tesco, el mayor minorista de Gran Bretaña.
Las preocupaciones aumentaron la semana pasada cuando la unidad británica del grupo de alimentos congelados Findus comenzó a retirar del mercado paquetes de lasaña de vacuno ante un consejo de su proveedor francés Comigel, luego de que pruebas mostraron que hasta un 100 por ciento de la carne que contenían era de caballo.
Desde entonces el tema ha implicado a operadores y mediadores en una serie de países de la Unión Europea, desde mataderos en Rumania y fábricas en Luxemburgo a operadores en Chipre y empresas de alimentos en Francia.
También ha emergido la primera evidencia de que el escándalo de etiquetado podría ir más allá de la carne de caballo, luego de que la tienda británica de abarrotes Waitrose dijo que sus pruebas habían hallado que algunas de sus albóndigas británicas de vacuno congeladas podrían contener cerdo.
La compañía, parte del John Lewis Partnership , ha retirado el producto de la venta.