La promesa industrial de Obama
Hace un año, cuando Barack Obama insistía públicamente en impulsar una repatriación del sector manufacturero a Estados Unidos, pocos lo tomaron en serio. Más allá de una cuestión de buenos deseos, se trataba de un tema de competitividad, de costos, en los que ese país poco tenía que hacer frente a tradicionales ‘low cost’ como China o incluso México.
Pero el tiempo ha pasado y hay señales que parecen darle la razón al primer mandatario estadounidense. La más evidente, según él, ha sido la creación de 500,000 puestos de trabajo en el sector industrial durante los últimos tres años, luego de haber visto una década perdida en esta materia.
En febrero pasado, Obama presentó en la Casa Blanca un plan que busca robustecer este impulso al sector industrial, a través de rebajas en cargas tributarias, apertura de nuevos mercados y un fortalecimiento a actividades tecnológicas.
Obama ha pedido al Congreso norteamericano que apruebe una partida de mil millones de dólares que se destinarán en la creación de 15 institutos de investigación tecnológica; también buscará reducir los impuestos para las empresas que trasladen sus líneas de producción a Estados Unidos. La tercera hélice para Obama será impulsar el Acuerdo de Asociación Transpacífica para fortalecer sus relaciones con Asia.
“Nuestra economía se está recuperando de una profunda y dañina crisis, así que nuestra principal prioridad tiene que ser la generación de empleos y crecimiento. La idea es impulsar la manufactura y los pequeños negocios aquí y no cruzando el mar, dando a los americanos la oportunidad de obtener las habilidades que sus negocios necesitan, manteniendo a este país en la cima de investigación, tecnología y energías limpias”, ha sostenido Obama en sus discursos.
¿Será suficiente? China sigue siendo el principal foco de atención para Estados Unidos, por lo que se mantienen las presiones dentro de la Organización Mundial de Comercio para que este país compita en igualdad de circunstancias.
Por lo pronto, empresas como Caterpillar, Ford y Apple han anunciado la transferencia de líneas de producción a Estados Unidos, en un signo que parece darle la razón a Obama.
Otras empresas, como ABB, dedicadas a ofrecer soluciones al sector industrial, aseguran que el sector manufacturero de Estados Unidos está tomando un impulso definitivo. Confían en un renacimiento.
Enrique Santacana, director ejecutivo de ABB en la región de Norteamérica, ha asegurado que los costos de logística cada vez son menos necesarios, por lo que las empresas acercan sus líneas de producción a los centros de consumo y en eso, asegura, Estados Unidos no tiene competidor: su base de clientes como el mercado consumidor más grande del mundo es una ventaja inigualable.