Impuestos a comida procesada no funcionan
La mejor forma de reducir los índices de sobrepeso y obesidad consiste en educar a la población sobre una alimentación balanceada, en lugar de aplicar impuestos especiales a la comida procesada con alto contenido calórico.
“Algunos países han optado por establecer impuestos y creemos que necesitamos un acercamiento fundamental (con el público) que empieza por la educación”, comenta en entrevista Heiko Schiper, director general de Nestlé Nutrición a nivel global.
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Lo anterior, porque al recibir la información adecuada, es más fácil promover cambios en los patrones de compra. “Vemos que una vez que la gente sabe qué decisiones debe tomar, entonces comienza a cambiar su comportamiento y aunque los impuestos encarezcan los precios de los productos, no siempre vemos que la gente cambie su comportamiento”, aseguró el directivo sobre la tendencia mundial de gravar los alimentos procesados por su alto contenido calórico.
El primer paso hacia la reeducación de los consumidores es responsabilidad de los gobiernos, pero también de las empresas de alimentos, reconoce Heiko Schiper.
Nueva generación de consumidores
México es uno de los países con mayores índices de sobrepeso y obesidad entre la población, ya que 70% de los adultos enfrenta esa condición de salud, mientas que los niños arrojan un promedio de uno por cada tres individuos, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Sin embargo, frente a este desafío existen señales positivas tanto en México como en el mundo. Una de ellas es el surgimiento de una nueva generación de madres que cada vez están más interesadas en conocer sobre nutrición.
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“Estas madres quieren saber dónde se hace, cómo se hace, cuál es su valor nutricional. Comparadas con otras generaciones, la actual está más interesada en la comida. Así que existe una mayor noción de que la comida que comes te define. Y creo que esto es muy positivo porque este es el primer paso para una mejor nutrición”, considera Schiper.
Por lo que toca a la responsabilidad que la empresa asume como productora de alimentos, el directivo hizo ver que Nestlé ha tomado nota de los cambios en las tendencias de consumo, por lo que ha innovado con la elaboración de productos enriquecidos.
Un ejemplo es lo que la compañía hace actualmente en materia de nutrición infantil y que, entre sus avances más recientes, destaca la introducción de probióticos -bacterias vivas- en las fórmulas lácticas para los niños de menos de un año de edad.
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“Esto implica encapsular a los probióticos y mantenerlos vivos cuando llegan al producto en polvo y esta es un área en la que Nestlé tiene una tecnología muy avanzada, ya que son productos que tienen una vida de anaquel de hasta 1 año y medio. Los probióticos son importantes para el sistema digestivo y el sistema inmunológico”, refiere Schiper.
Niños mexicanos, mal alimentados
Asimismo, se han desarrollado papillas y bebidas para niños con bajo contenido de azúcar, sal y saborizantes artificiales.
Lo anterior a partir de que Nestlé realiza un estudio de mercado, en los 85 países en los que opera, acerca de qué es lo que comen los niños en los primeros 1,000 días de vida, un lapso equivalente a dos años y siete meses.
En el caso de México, se encontró que en la primera infancia, los niños mexicanos comen menos frutas y verduras que lo recomendado y que ingieren altas cantidades de azúcares y de sal.
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“Nuestra intención es contribuir a la solución del problema y creemos que los niños deben comer comida específica, no la comida de adultos porque su organismo es muy joven. Tiene que ser una nutrición precisa para los primeros 1,000 días”, refiere el directivo.
En esta lógica, y a través de su marca Gerber, la compañía ha comenzado a preparar en México alimentos infantiles con menos azúcar y sal, así como adicionados con nutrientes fundamentales, entre ellos el hierro. La planta de Querétaro es el espacio donde se elaboran estos productos.
La idea de esta nueva línea de alimentos consiste en ofrecer los nutrientes necesarios para el desarrollo y lograr que los niños se acostumbren a ingerir una cierta cantidad de azúcar, si necesidad de desear más, concluye el directivo de origen holandés.