Profeco advierte sobre juguetes tóxicos e inseguros

Los juguetes de dudosa procedencia —generalmente que ingresan al país de contrabando— y que se venden en los tianguis o el mercado informal pueden tener sustancias tóxicas para los niños, principalmente metales pesados como plomo, cadmio y níquel o bien compuestos químicos como los talatos, que sirven para hacer flexibles los plásticos.

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“Lo importante es que los juguetes cumplan con la NOM-015-SCFI-2007, sobre información comercial y de etiquetado para juguetes, y de esta forma los padres de familia pueden tener la certeza de que el producto es seguro para los menores”, comenta Engels Ruelas, director general de Verificación y Vigilancia de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

La Norma Oficial Mexicana NOM-015-SCFI-2007 sirve de orientación al consumidor acerca de las características, materiales, instrucciones de uso y advertencias necesarias de los juguetes. Esta norma aplica para todos los productos de uso lúdico, incluidos los que funcionan con baterías o cualquier otra fuente de energía.

“La etiqueta debe tener requisitos de información como nombre genérico del producto, cantidad, razón social del fabricante o importador y domicilio fiscal. También debe indicar país de origen, la leyenda de edad recomendada para su uso adecuado, aclaraciones sobre empleo de pilas o baterías e indicar si existe otra fuente de alimentación del juguete —entre otros datos—, además todo debe estar escrito en español”, añade en entrevista el funcionario.

Niños pequeños, los de mayor riesgo

Entre 2014 y 2016, Profeco verificó 14 millones 206,753 productos, de los cuales se han inmovilizado 168,310. Asimismo, se han realizado 1,857 vistas de inspección, de las cuales se han desprendido 122 procedimientos por infracciones a la ley, además de que se han aplicado sanciones por un monto de 1.2 millones de pesos.

En particular, los juguetes más delicados para la salud de los menores son los que están dirigidos para las edades de 0 a 36 meses, debido al contacto directo del producto con el usuario.

“Los metales pesados generalmente los hemos encontrado en juguetes económicos, porque los plásticos son derivados del petróleo y traen esas sustancias. El procesamiento de esos plásticos requiere de una inversión y por eso comprar productos de bajo precio en tianguis puede ser de mayor riesgo. Lo mismo pasa con otros artículos que no son juguetes pero que son muy usados por los niños, como lápices y colores, que igualmente pueden traer tóxicos”, advierte Agustín Adame, director de la División Fisico-Tecnológica del Laboratorio de Profeco.

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Por lo anterior, además de verificar que los juguetes atiendan la NOM referida, los consumidores deben considerar una serie de recomendaciones en aras de la seguridad de los menores, como comprobar que los productos no tengan rebabas, que no tengan partes pequeñas que puedan ingerirse y que no sean de un plástico tan rígido que se pueda fracturar y causar cortaduras, entre otras medidas, además de preferir los productos del mercado formal.

Algunos casos conocidos de juguetes identificados como no aptos para los menores son los muñecos de la marca “Super Luchamanía”, que hace cuatro años fueron reportados por su alto contenido de plomo; así como la inmovilización hace dos años de 1,840 patines del diablo, por carecer de información relativa a la seguridad en el uso del producto.