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En Puebla, la alfarería de barro es un oficio en peligro de extinción

GALERÍA Uno de los factores que han afectado a este oficio es la falta de apoyos oficiales.
lun 30 julio 2018 12:37 PM

Alfarería de Puebla

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En el corazón de Puebla capital se encuentran agrupados los alfareros de barro, uno de los gremios artesanales más representativos de esta metrópoli. Sin embargo, los creadores que por varios años le dieron fama al Barrio de la Luz, hoy día ven como poco a poco se apaga este oficio que hace lo posible por sobrevivir.

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El taller ubicado en la calle Juan de Palafox y Mendoza número 1403 es uno de los pocos establecimientos que se mantienen activos. Asimismo, este local es la sede del Centro Alfarero del Barrio de la Luz, el cual está integrado por 15 cabezas de familia, de las 25 que eran cuando se conformaron hace poco más de 10 años.

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Genaro López García, uno de los alfareros, comenta que varios factores han obligado a los practicantes de este oficio a buscar otras fuentes de empleo.

El encarecimiento de las materias primas, la prohibición del esmaltado con plomo o la poca información de los compradores y el desinterés de las nuevas generaciones por continuar este oficio son algunas de estas razones.

López García agregó que en la administración del gobernador Rafael Moreno Valle se cerró la Casa del Artesano y que la apuesta fue enfocar toda la promoción de las casas de talavera de gran renombre, en lugar de ayudar a los alfareros o ceramistas.

Otro factor que afectó a este oficio fue que en 1991 la hija de 7 años de John D. Negroponte, entonces embajador de Estados Unidos en México, tenía niveles de plomo en sangre cuatro veces superiores al límite de seguridad norteamericano. El origen de la intoxicación se atribuyó al uso de alfarería vidriada para guardar limonada.

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No obstante este publicidad negativa, Genaro López garantizó que los clientes que acuden a este taller pueden tener toda la seguridad de que sus piezas cumplen con las normas mexicanas y que son seguras para la preparación de alimentos o bebidas.

¿Cómo se produce la alfarería?

El taller de la calle Juan de Palafox y Mendoza labora de 6 de la mañana a 8 de la noche, de lunes a sábado. Todo el proceso de producción se realiza ahí mismo.

Primero se hace la preparación del barro, que consiste en mezclarlo con agua y pisarlo para formar una pasta, entre más pisado esté, se logran mejores piezas.

Cuando está listo el barro, pasa al torno —ya sea de pie o de energía eléctrica—, aparato en el que los alfareros ponen gran creatividad en cada pieza.

Al terminar el modelado en el torno, las piezas se colocan de manera ordenada sobre las tarimas hasta que se sequen por completo. Si las piezas se meten al horno (de leña o gas), cuando aún no están del todo secas, corren el riesgo de que se rompan, deformen o truenen en el horno.

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Cada pieza pasa por dos etapas de cocimiento. En el primer cocimiento el horno puede alcanzar una temperatura superior a 800 grados; después pasa a la greta (óxido de plomo) para el esmaltado, el cual también puede ser esmaltado de vidrio, y nuevamente se introduce al horno para el segundo cocimiento, el cual llega a 1,100 grados.

Una vez que las piezas salen del horno, pasan al patio del taller o se exhiben sobre las banquetas de algunas fachadas en el barrio, donde lucen ollas de barro de gran tamaño.

Hay piezas que van desde un 1 kilo hasta 65 kilos, con un costo de 1,300 pesos; y en ocasiones, los clientes regatean hasta obtener un precio de 800 pesos.

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Las familias que viven de este oficio ganan en promedio 200 pesos diarios, cantidad que disminuye de julio a septiembre, ya que la temporada lluvias hace más lento el secado de las piezas.

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