La Cuarta Transformación ¿industrial?
Nota del editor: El texto completo se publica originalmente en la edición 275 de la revista Manufactura, La nueva política industrial, correspondiente a diciembre de 2018.
No sé si usted tiene la misma sensación, pero la palabra “productividad” prácticamente se ha borrado del diccionario del nuevo Gobierno, al menos en lo que ha sido el inicio de sus primeros 100 días. El 1 de diciembre atestiguamos una larga, anecdótica y apasionada crítica al fracaso del neoliberalismo y al abuso de los menos en contra de los más.
Leer: La innovación que es redituable
El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador recuerda, en muchas de sus ideas, los postulados del libro que escribiera Arthur Cecil Pigou en 1920, La economía del bienestar, en el que intentaba establecer las condiciones que se requieren para tener una alta eficiencia económica y el óptimo bienestar para la sociedad.
Habrá que recordar que buena parte de estos principios se acuñaron en un mundo donde lo común eran las economías cerradas, con cadenas productivas locales y lógicas de intercambios comerciales entre países intermediados en mayor o menor medida por los gobiernos, muy lejanos a lo que hoy priva en la industria global: cadenas de producción globalizadas, autorreguladas y regidas, no por disposiciones legales, sino por las transformaciones tecnológicas que acortan los ciclos económicos y el tiempo de vida (o de vigencia) de los productos.
¿Es posible adaptar las ideas de la Economía del bienestar al momento actual? En un aspecto estrictamente teórico quizá no, pero en un enfoque pragmático y hasta simplista probablemente sí.
El fondo del asunto sería entender cómo maximizar el potencial económico del país (es decir, de sus empresas y su industria) propiciando una integración más profunda, con alto valor agregado, mayor innovación, favoreciendo la adopción tecnológica en la planta y la formación de talento para obtener al final del día un entorno normativo y de condiciones que propicien elevar nuestro nivel de —sí, adivinó— “competitividad” y —sí, también— de bienestar.
En esta nueva edición de la revista Manufactura, le mostramos algunas de las ideas que ayudarían a potenciar a la industria mexicana de cara a los retos nacional y global.
Recomendaciones: 4 disrupciones para el futuro de la manufactura
También conjuntamos algunas de las voces de expertos que abonan a la idea de tener una política industrial que responda a su tiempo y sus circunstancias y por último presentamos a los personajes clave que tendrán que asumir las funciones de normar a la industria durante los siguientes años.
Por lo pronto —al menos durante la primera semana en funciones del nuevo Gobierno— poco o nada se ha puesto sobre la mesa para delinear una nueva lógica de política industrial articulada y coherente con el entorno global.
Esperamos que la nueva lógica política de la autodenominada Cuarta Transformación no caiga en la tentación del centralismo proteccionista, sino que tome lo mejor de la cuarta revolución industrial para propiciar una manufactura mexicana más productiva, competitiva e innovadora. ¿Será capaz el nuevo Gobierno de integrar una política industrial con lo mejor de estos conceptos? Por el bien de nuestro futuro, ojalá que sí. (jesush@expansion.com.mx )