De pronóstico reservado
La expectativa para 2020 asume que en junio y julio los países continuarán con la disminución gradual de las medidas de cierre de actividades manteniendo controles de distanciamiento social, “y que las principales economías siderúrgicas no sufran olas secundarias sustanciales de la pandemia”.
“A medida que las economías se vuelven a abrir sin una vacuna o cura, existen significativos riesgos. Si el virus puede ser contenido sin un segundo y tercer pico, y si se continúan las medidas de estímulo del gobierno, podríamos ver una recuperación (de la demanda) relativamente rápida”, menciona Al Remeithi, presidente del Comité de Economía de Worldsteel.
Al recordar que los sectores consumidores de acero han sido impactados por una caída generalizada en el consumo, cierre de operaciones y disrupciones en la cadena de suministro, mencionó que se espera un declive significativo en la mayoría de los países especialmente durante el segundo trimestre del año.
Worldsteel prevé una recuperación de las actividades económicas en el tercer trimestre en vista de que la mayoría de los países han reabierto gradualmente sus operaciones, desde mediados de mayo. “Esperamos que la situación mejore gradualmente, pero el camino de recuperación será lento”, agrega Al Remeithi.
América Latina, en riesgo
El organismo que aglutina el 85% de la producción global de acero, augura que el próximo año la demanda mundial de acero incrementará 3.8%, respecto al saldo de este año.
Para las economías en desarrollo, excepto China, el panorama es contrastante. Se prevé que en 2020 experimentarán una caída de 11.6% en la demanda; pero en el próximo año verán una recuperación sustancial de 9.2%.
Señala que estas economías son más vulnerables para hacer frente a COVID-19 debido a que presentan una capacidad de salud inadecuada que conduce a medidas de bloqueo más estrictas.
América Latina, en particular, la pandemia ha provocado “una tormenta perfecta”, misma que socavará la posibilidad de una recuperación en los países de la región durante 2020.
América Latina es particularmente vulnerable debido a sus problemas estructurales internos acumulados, la inestabilidad política y la alta exposición a los precios de los productos básicos
Concluye que se espera que la región vea una disminución sustancial en la demanda de acero en 2020 y solo una débil recuperación en 2021. “Como la región parece estar rezagada en la curva COVID-19, las perspectivas pueden deteriorarse aún más”.