El ocaso del imperio solar
Si una ciudad representa el papel de china como el fabricante más barato para el mundo, es Wuxi, una metrópolis en crecimiento con más de 4.5 millones de personas que cobija a empresas como Epson, Nikon, Panasonic.
La zona industrial de Wuxi también es el epicentro de la manufactura mundial de energía solar, un sector que ahora se encuentra en la agonía de los convulsivos inconvenientes de la expansión. En específico, la zona es el hogar de las oficinas principales de vidrio resplandeciente de Suntech Power Holdings Co., la cual durante la última década saltó de ser una nueva empresa local a convertirse en el fabricante de paneles solares más grande del mundo. Después de este gran salto, declaró que su principal unidad de negocios estaba en bancarrota.
Las versiones menores del fracaso de Suntech se repiten a sí mismas en el sector solar de China, y otros fabricantes de paneles que alguna vez triunfaron, se enfrentan con la falta de recursos.
Crecieron rápido, impulsadas por los ineficientes subsidios ambientales en Europa y Estados Unidos y por los miles de millones de dólares de apoyo de gobiernos y bancos en Wuxi.
La estampida solar china fue una carrera frenética por conseguir dinero fácil, y al principio parecía imparable. Sin embargo, cuando los gobiernos occidentales decidieron usar sus propio esplendor solar, la demanda por los paneles solares chinos no pudo mantener el paso con los tórridos aumentos en la producción en la industria, y el inventario comenzó a apilarse. El resultado: los balances generales de los fabricantes comenzaron a tener marcas rojas.
Ésta es la última en una larga línea de intentos de corrección económica en China, un país donde el auge y caída del ciclo de fabricación es un rito industrial. De manera más general, es una mirada temprana a la forma de reestructuración de industrias que podría pegarle a otros sectores de limpieza de energía que muestran señales de sobrecalentamiento, desde baterías avanzadas hasta focos más eficientes.
La cuestión es si los gobiernos e inversionistas privados que ayudaron a alimentar la primera etapa proactiva de la aceleración por la energía limpia pueden ejercer la suficiente disciplina para poner la industria en un camino más sustentable desde el punto de vista económico.
En la primera etapa, los gobiernos hambrientos por empleos, seguridad energética y beneficio ambiental compitieron entre ellos para verter incentivos en estas nuevas industrias. Sin embargo, esos subsidios—y la inversión privada que siguió—causaron un exceso de oferta en esos mercados. Ahora, en la segunda etapa, China y otros países están tratando de concebir herramientas financieras y de políticas más eficientes para mantener bajo control este desplazamiento energético.
En China, como en el resto del mundo, la solar es una pequeña rebanada del pastel energético. En el país asiático representó solamente 0.2% de la energía en 2012, calculó Yuanta Financial Holdings, una firma con base en Taiwán.
Fragmento del texto publicado en el número 11 de la revista Energía 360, que pertenece a Manufactura.
* Stanford Knowledgebase es una fuente de información, ideas e investigaciones en formato electrónico, mensual y gratuita, publicada por la Stanford Graduate School of Business.