Titanes de la ingeniería: torres eólicas flotantes
La energía del futuro, en una película de ciencia ficción, podría encontrar un buen guión en la siguiente idea: gigantescas y pesadas torres eólicas flotan en el mar, aprovechan las ráfagas de viento para generar energía, que envían a una central mediante un cable submarino, y luego alimentan de electricidad a las ciudades. Listo.
El asunto es que no es parte del imaginario, sino una tecnología —WindFloat— que desarrolló y patentó hace tres años la empresa Principle Energy y que ha comenzado a ganar terreno entre la oferta de energías renovables por su innovadora propuesta: a diferencias de las torres eólicas marinas (offshore) tradicionales, enclavadas y construidas en el mar, las de Principle son flotantes, pueden ser ensambladas en tierra y luego transportadas a un lugar con condiciones de viento favorables, para luego enviar la energía mediante un cable submarino.
La estructura tiene un peso cercano a 3,000 toneladas, mide 100 metros de altura —con turbinas construidas por el gigante Vestas— y cada uno de los tres lados de la base —que forman un triángulo— mide 35 metros de largo.
Está sujeta al fondo marino por cuatro anclas, que evitan que sea arrastrada por la corriente, y se mece en el mar gracias a sus tres pilares, planos como "pies de pato", que están semi-sumergidos para dotar a la estructura de una gran flotabilidad, según un reporte de la agencia EFE.
El molino de viento descansa en uno de los vértices del triángulo porque así la estructura consigue más equilibrio que si estuviera en el centro de la misma. El generador tiene una capacidad de 2 megavatios y el rotor mide 80 metros (de aspa a aspa del molino).
Declaraciones de directivos de Principle Energy recogidas por EFE señalan que las estructuras han soportado olas de nueve metros de altura, aunque su diseño original sólo garantiza resistencia a un oleaje de siete metros.
En mayo pasado, la empresa anunció un acuerdo con el Departamento de Energía de Estados Unidos por 47 millones de dólares para desarrollar el proyecto WindFloat en la Bahía de Coos, en Oregon, Estados Unidos, que contempla la construcción de cinco turbinas que generarán 30 MW.
También, tiene el plan de echar a andar, en 2017, el primer parque de energía eólica marina del Atlántico en el norte de Portugal, frente a la costa de Viana do Castelo.
Esta modalidad energética ha ganado preferencia sobre los proyectos eólicos marinos tradicionales debido a que estos últimos presentan inconvenientes en su construcción (deben armarse y cimentarse en el mar), lo que ha elevado sus costos de manufactura, operación y mantenimiento. De acuerdo con la agencia EFE, su costo se dispara cuanto mayor es la profundidad, especialmente a partir de los 40 metros.
Lo cierto es que Europa ha sido el principal interesado en desarrollar energía eólica en instalaciones marinas. Al cierre de 2013 Asociación Europea de la Energía Eólica reportó una generación superior a 2,000 MW en esta modalidad, lo que incluso supone un crecimiento de casi 100% respecto al año pasado. En suma, es una de las tendencias con mayor crecimiento entre las renovables. De ahí que proyectos como el de Principle Energy y Vestas hayan tenido gran aceptación.
(Con información de EFE, Principle Energy y la Asociación Europea de la Energía Eólica).