Inversionistas energéticos aún desconfían de la reforma
Pese a que el Congreso de la Unión terminó de aprobar el paquetes de leyes secundarias que abrirán el sector energético de México a la competencia privada, especialistas en la materia mantienen el escepticismo respecto a los alcances que pueda tener esta reforma, pues, dicen, corresponde al gobierno facilitar los negocios a las empresas interesadas.
"Lo que tenemos en la legislación secundaria es letra medianita", dijo David Enríquez, abogado especialista en energía de Goodrich Riquelme y Asociados. "La letra chiquita va a venir específicamente en las bases de las licitaciones, en los modelos de contratos y en todo el juego fiscal al respecto".
Tras meses de debates, los legisladores mexicanos aprobaron las normas de una reforma energética que finalizó un monopolio de más de 75 años en los ramos petrolero y eléctrico, pero le corresponde ahora al gobierno acelerar el paso para ponerla en marcha si desea captar las inversiones para revitalizar la producción.
"Ahora, lo que sí es fundamental, y lo que están esperando todos los desarrolladores de negocios, es la letra chiquita y la letra chiquita son las bases de la licitación y el modelo de contrato", agregó David Enríquez.
La reforma abre toda la cadena de los hidrocarburos al sector privado a través de contratos de servicios, producción y utilidad compartidas y de licencia. Los términos fiscales serán definidos contrato por contrato para cada área específica, ya sean campos maduros, en tierra, aguas profundas y petróleo y gas de esquisto.
El nuevo esquema energético, que abre también todo el sector eléctrico, pone fin a los monopolios de las estatales Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
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Observadores del sector reconocen que existe un gran interés de las empresas por hacer negocios en México y aseguran que la reforma puso al país en un lugar importante en el mapa de los proyectos energéticos en el mundo, pero advierten que si México quiere pelear por los capitales para proyectos energéticos, debe apurar el paso para ejecutar la reforma, que ya ha sufrido meses de retraso.
"Hemos recibido preguntas de nuestros clientes en Estados Unidos sobre los tiempos. Es importante que no se afecte el cronograma de las rondas porque México va a competir con otros proyectos en el mundo", dijo un directivo de una empresa petrolera que prefirió el anonimato. "Necesitamos más tiempo para planificar inversiones, capacidad e infraestructura", añadió.
Pero el cronograma ya fue afectado. Inicialmente el Gobierno esperaba llevar a cabo la primera ronda de licitaciones, llamada "ronda uno", a finales del este año. Más tarde la Secretaría de Energía la atrasó al primer semestre del 2015 y recientemente dijo que podría ocurrir entre mediados y finales del tercer trimestre de ese año.
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México lucha para mantener su producción de crudo en 2.5 millones de barriles por día (bpd), pero posee enormes reservas 3P (probadas, probables y posibles).
Además, tiene un potencial de petróleo y gas de esquisto de 117,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (bpce), de acuerdo a datos de la agencia estadounidense de información de energía, la EIA.
Pero parte de ese potencial de esquisto se encuentra en el estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos y en donde el narcotráfico ha sembrado la violencia y la inseguridad.
"Es un tema que nos preocupa y nos ocupa porque sin Tamaulipas no hay reforma", dijo Juan Acra, presidente de la comisión de energía de la Coparmex, una de las organizaciones empresariales más importantes del país.
México apenas está comenzando el desarrollo del esquisto. En los últimos años ha perforado menos de 20 pozos de prueba en la región de la Cuenca de Burgos, una extensión de la formación Eagle Ford del sur de Texas rica en depósitos.
Más de la mitad de las reservas potenciales de crudo de esquisto en México se encuentran en la cuenca Tampico-Misantla, según Pemex.
"Es muy importante el poder detonar esa región, porque a pesar de que tenemos una frontera política, la cuenca es la misma", destacó Acra.
Los asesinatos en Tamaulipas han llegado a su nivel más alto desde que Peña Nieto asumió el poder a finales del 2012 y trató de detener la violencia con la sustitución de policías locales corruptos con fuerzas de seguridad federales que ahora patrullan el estado. (Con información de Reuters)