Textileras diversifican su cartera de clientes
American Textil es una empresa mexicana que desde hace 70 años produce telas en las afueras de la Ciudad de México. A diferencia de sus homólogas apostó por la especialización y actualmente provee a la industria automotriz, agrícola, médica y a los fabricantes de ropa de seguridad.
El grueso de las textileras mexicanas están concentradas en atender a la industria de la confección, sin embargo ya hay algunas empresas –alrededor de 25- que incursionaron en la producción de telas con valor agregado para atender a otros nichos de mercado, dijo Jorge Plata, presidente del Instituto Textil Nacional con cede en Puebla.
En la industria de la moda prevalecen los temas de costo y rapidez, lo cual ocasiona que los fabricantes de textiles tengan poco margen de ganancia para reinvertir en innovación y desarrollo de nuevos y mejores productos.
En contraste, la ventaja de atender a sectores como el automotriz, aeroespacial, médico o de protección es que no se compite por sólo por precio sino con calidad, servicio y valor agregado, lo cual en el largo plazo es más seguro y redituable para la compañía, agregó Plata.
Incursionar en un mercado especializado implica un proceso de aprendizaje para la empresa, además de cambios en procesos y certificaciones.
Para American Textil, por ejemplo, representó una importante inversión en maquinaria. Actualmente, la tecnología es el principal aliado de esta compañía para agregar valor a los productos y lograr acabados especiales como absorción de agua y sudor o antibacteriales, según datos de la compañía.
Tendencia mundial
La especialización es una tendencia mundial que ya registra diversos casos de éxito.
La empresa Dupont, por ejemplo, abrió un nuevo paradigma con la invención del nylon y la lycra a finales del siglo pasado. Actualmente, esta compañía cuenta un portafolio de diversos textiles especializados –como Kevlar o Nomex- que se usan para fabricar chalecos blindados y ropa de trabajo.
Otro ejemplo es el colombiano Miguel Caballero, quien a principios de los 80 desarrolló un textil a partir de nylon y poliéster, que mide tres centímetros de espesor y que resiste impactos de armas cortas (hasta magnum 44).
Actualmente este empresario utiliza su tecnología para confeccionar prendas de vestir blindadas y paneles ligeros para el piso de los helicópteros de Eurocopter.
