México con una 'nublada' política en renovables
Aunque México tiene metas concretas en materia de energías renovables –que en 2025 deben representar 35% de la generación de electricidad-, no hay incentivos o programas concretos enfocados en incrementar este tipo de proyectos. Incluso en la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, este tema se aborda de manera superficial.
Experiencias internacionales, detalladas por Pablo Astorga, gerente de desarrollo de negocio solar para ABB Norteamérica, muestran que el aprovechamiento de las energías renovables no sólo dependen de la disponibilidad del recurso, sino de una política clara basada en incentivos fiscales. Muestra de ello es Canadá, un país con un potencial solar relativamente ‘limitado’, pero que tiene una de las mayores plantas fotovoltaicas del mundo.
Específicamente en la provincia de Ontario hay un programa para generación de energía a partir de fuentes solares, que consiste en que el gobierno paga a los proveedores un precio ‘muy elevado’ que hace rentables los proyectos, aún cuando el recurso solar es moderado.
A cambio de una tarifa preferencial, el gobierno de la provincia exige contenido local en los proyectos, tanto de tecnología e infraestructura, como de mano de obra y servicios, lo cual genera riqueza a la entidad.
España tiene un esquema parecido al de Ontario, mientras que Estados Unidos implementó un plan de desgravación fiscal para proyectos de energías renovables. Estos tres países, están dentro de los cinco más importantes en capacidad instalada de energía renovable para generación de electricidad.
En México, la historia no ha sido tan afortunada, debido a que no ha habido una política fiscal clara para incentivar el mercado de renovables, pese a que hay buenas condiciones meteorológicas, tecnología disponible y mano de obra calificada, coincidieron Astorga y Benjamín Torres-Barrón, consultor especializado en energía de la firma Baker & McKenzie.
“No hay ni una tarifa especial para energías renovables, ni tampoco una desgravación de impuestos para estimular este tipo de proyectos”, dijo Astorga.
En parte, esto se debe a que en el país hay una empresa estatal (Comisión Federal de Electricidad) que domina el mercado, lo cual limita las posibilidades para que otros jugadores participen en la generación de energía, consideró Astorga. La experiencia hasta ahora se ha limitado a la autogeneración para el autoconsumo.
ABB, por ejemplo, autogenera 60% de la electricidad que consume en su planta de San Luis Potosí a partir de un sistema de fotovoltaico ubicado en el estacionamiento de sus instalaciones.
El sistema consta de 4,000 celdas que en conjunto tienen capacidad para generar 1,200 kW, electricidad que se ingresará a la red de la CFE, y que posteriormente se descuenta de la factura de las instalaciones, según datos de la compañía.
Reforma Energética, sin rumbo claro en renovables
Si bien uno de los seis ejes estratégicos de la iniciativa de Reforma Energética abanderada por Enrique Peña Nieto es “mitigar los efectos negativos que la producción y el consumo de energía fósiles puedan tener sobre la salud y el medio ambiente mediante la mayor disponibilidad de fuentes de energía más limpias”, en el documento no se detalla cómo se cumplirá este objetivo.
En el texto presentado el pasado 12 de agosto por Peña Nieto, sólo se muestran los cambios a los párrafos de los artículos 27 y 28 de la Constitución, donde se propone abrir el sector petrolero y eléctrico a la iniciativa privada.
“Habrá que esperar a ver los cambios en las Leyes secundarias para ver si se establece una política viable en renovable”, dijo Torres Barrón, quien detalló que lo ideal sería un esquema de generación diversificado y equilibrado.
Como las energías renovables son intermitentes, no se puede basar toda la generación en estas fuentes, lo más sano sería dejar máximo 35% de la generación a este tipo de proyectos y el resto repartirlo entre otras fuentes de generación, detalló el consultor.