Administrar el riesgo energético
El mercado energético en el país “Ya está creciendo mucho”. Sin que todavía se decida sobre la propuesta de reforma energética, “Se observa una mayor actividad en la industria petrolera, hay inversiones en producción y exploración que activan al sector”, señala Miguel Ángel Camacho, director de Camacho & Asociados, firma de administración de riesgo.
Su afirmación se apoya en la cifra publicada a principios de año por Petróleos Mexicanos: 32 mil millones de pesos que destinará para exploración y producción entre 2013 y 2014. Esto como parte del programa de negocios a 15 años que presentó en 2011 el ex director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel.
Para Camacho, la actividad energética es dinámica, si bien se espera aún mayor si procede la reforma que propone la participación del sector privado en negocios energéticos a través de contratos de utilidad compartida. “Aunque desde mi punto de vista también es muy importante que se incluyan los contratos de riesgo, pues de alguna manera implican mayor valor agregado y un intercambio tecnológico muy importante”.
Camacho & Asociados suscribe tres de cinco de las plataformas petroleras semisurmergibles que hay en el país, así como un FPSO (unidad flotante de relativa a operaciones de petróleo construida en un buque). Cerca de los activos de Pemex, en opinión del especialista “El gobierno federal sí tiene la cobertura suficiente para proteger sus activos, tiene una cantidad de seguros suficiente”.
Aunque, prosigue, hay que observar que las compras de seguros están relacionadas con la partida de gastos, en cualquier paraestatal o secretaría de estado. Es decir, se define más con base en un presupuesto que con el riesgo estudiado en cada caso.
Son decisiones que deben abarcar lo estratégico y lo catastrófico, señala. Por lo pronto, todas las instalaciones energéticas soportaron el aciago paso de los fenómenos meteorológicos “Ingrid” y “Manuel”, en las postrimerías del verano de 2013.
Sobre el peor de los escenarios
La cobertura de riesgos directos se refiere a la consideración del reemplazo del bien en desastres naturales, explosiones y hundimientos, al igual que robo, daños a terceros, abuso de confianza y, en el caso de las empresas públicas, acusaciones de peculado.
Esa es justo la vertiente en la que trabaja Camacho & Asociados desde hace 25 años, siempre en el sector energético.
“Solemos decir a nuestros clientes que para planear una cobertura, debe considerarse siempre el peor de los escenarios para definir cuál sería el valor de reposición de los bienes. La suma que permitirá reemplazar nuevo por viejo, un activo trabajado que ha generado riqueza y valor. Que si se ha perdido, pueda hacerse la reposición”.
Para aceptar que todo lo malo puede presentarse de golpe y en un solo lugar, basta con mirar lo ocurrido en Fukushima (11 de marzo de 2011) o en la plataforma petrolera Deepwater Horizon y su derrame petrolero –el peor de la historia, hasta este momento: 4.9 millones de barriles de crudo– en el Golfo de México (20 de abril de 2010). British Petroleum era su operadora.
“Cuando se aceptó el proyecto, la empresa convino con el gobierno estadounidense que se autoaseguraría en este caso. Que absorbería por sí misma una primera cobertura por 20,000 millones de dólares. Y eso es, justamente, lo que ha costado ese desastre hasta ahora”, anota Camacho.
Difícilmente una empresa aseguradora accederá a cubrir el costo de los enormes activos energéticos. De ahí que las empresas de ese ámbito acudan al mercado de seguros Lloyd’s of London a buscar sus alternativas de protección.
Hacia la eficiencia
Esta firma de administración de riesgo suscribió su primer contrato con Pemex en 1980, con un seguro de construcción del pozo Ixtoc. Hoy sostiene coberturas con la industria petrolera costa afuera, también en gas natural y gas LP. Trabaja con subsidiarias de Petróleos Mexicanos y con empresas privadas dedicadas al transporte de gas natural.
Trabajan como asesores de los administradores de riesgos de las empresas, incluso con los que forman parte de Pemex. Y ve con buenos ojos una reestructura energética.
“Estoy de acuerdo con Keynes: creo que la inversión es la multiplicadora del empleo. De ahí que creo que esta reforma es adecuada, que hay que facilitar la emisión de contratos, que sea un proceso fluido, que Pemex pueda tener un gobierno corporativo más fácil, sin conflicto de intereses… no estoy hablando de modificaciones constitucionales, sino de adecuaciones que lleven a la petrolera a ser más eficiente, más parecida a una empresa pública y menos a una secretaría de estado”, concluye.