Revisión TLC: Industria, imán de inversiones
El famoso Mexican Moment le debe mucho a la manufactura mexicana. Los anuncios de inversiones en México por parte de empresas globales confirman que el auge de este sector está en la mira de los grandes jugadores internacionales.
Algunas de las inversiones industriales anunciadas en lo que va del sexenio son de 3M (400 mdd), Pirelli (200 mdd), General Motors (691 mdd) y Nestlé (130 mdd).
A las cifras anteriores hay que sumar las calculadas por la Industria Nacional de Autopartes (ina), que entre firmas nacionales y extranjeras serán del orden de los 1,500 millones.
Y si bien se anunció desde la administración anterior encabezada por Felipe Calderón, los 1,300 millones de Audi en su nueva planta en Puebla se ejercerán en el actual sexenio.
Los anuncios de inversiones nacionales también han sido por montos considerables. Altos Hornos de México (Ahmsa) acaba de inaugurar su proyecto El Fénix, con 2,300 millones. Alonso Ancira, ceo de la firma acerera y presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) aseguró en entrevista que sus afiliados invertirán este año 12,000 mdd.
Ildefonso Guajardo, titular de la Secretaría de Economía (se), afirma que cuando México esté en un proceso de incentivos para atraer inversión extranjera, se debe tener la cautela de no caer en el canibalismo, por parte de los estados, al pelear la llegada de los recursos.
Cuando las empresas planean alguna inversión, en no pocas ocasiones intentan hacer competir a las entidades federativas “de una manera indiscriminada, y entonces en los esfuerzos de llevar fuentes de trabajo, objetivo muy loable de los gobernadores, a veces se encarecen los proyectos desde el punto de vista de incentivos y entonces terminamos justamente dándonos un balazo en el pie, porque finalmente competimos entre nosotros”, afirma a Manufactura el secretario de Economía.
“Por esa razón, lo que cambiará es que realmente la negociación estructural y más importante, el paquete de incentivos, se tiene que hacer de una manera centralizada”, agrega Guajardo.
Anteriormente, lo que sucedía es que los potenciales inversionistas visitaban de manera independiente los estados, “daban de alguna manera una noción de que tenían interés de traer esta inversión a México y hacían a los estados presentar su carta de voluntad”. Ahora, se trata de que decidir la localización sea producto de la ventaja logística de la zona y de la competencia moderada que cada estado puede presentar en cuanto a capacidades de servicios locales, impuestos y capacitación, entre otros; que en un momento determinado pueden hacer alguna diferencia.
