Calabazas para quinceañeras ahora se producen en China
En México, apenas una decena de personas ofertan el servicio de renta de caravanas con forma de calabaza para quince años y bodas, casi todas creadas a partir de restos de automóviles viejos y metal moldeado. Pero productores chinos mejoran la oferta: tiene la capacidad de manufacturar hasta 120 unidades al mes.
Hace un par de años, David Ramírez Pérez, quien vive en Ixtapaluca, se dio a la tarea de construir una “calabaza” para los quince años de su hija. En la construcción del regalo de cumpleaños, invirtió 20 mil pesos para comprar el chasis de un viejo automóvil Dart de la marca Dodge, material para herrería y acrílico.
Tardó tres meses en ensamblarla y el producto final fue una calabaza de 1.20 cm de ancho por 2 metros de largo y 200 kilogramos de peso. En ella caben dos personas y basta una camioneta que tira de ella para transportarla.
Después de la fiesta, David se dedicó a rentarla para eventos y desde entonces ha prestado el servicio una decena de ocasiones, con un precio de entre 600 y mil pesos por cuatro horas. Con estos números en mano, David sostiene que, pese a que entre las quinceañeras se han puesto de moda las limosinas tipo Hummer, los autos antiguos y los carruajes victorianos, aún hay un mercado para las calabazas y quizá tiene razón.
Del otro lado del mundo, en China, el sueño de una quinceañera es más costoso y se produce en masa: la compañía Yizhinuo International Industrial and Trading Limited ofrece un producto más elaborado, hecho completamente de acero, por alrededor de 3 mil 350 dólares –unos 42 mil pesos–.
Su versión de la “calabaza” de Cenicienta incluye frenos hidráulicos con controles de mano y pedal, neumáticos de goma y llantas de acero; con dimensiones de 3.6 m de largo, 1.5 m de ancho y 2.7 m de altura. Un carruaje en color oro con asientos de tapiz rojo y barbas doradas, que, además, en la parte superior tiene una “corona imperial” de 50 centímetros
Sus capacidades también son ostentosas: dos asientos en la parte delantera –para el cochero y el ayudante que conducen el carruaje– y cuatro en la parte trasera –es decir, dentro de la calabaza– y para tirar de ella sólo se necesita un caballo.
De acuerdo con Joney Tang, uno de los representantes de la compañía, ellos se especializan en la manufactura de este tipo de carruajes que, incluso, se pueden diseñar al gusto del cliente siempre y cuando se proporcionen fotografías o una descripción detallada de lo que se requiere. Su capacidad de manufactura es de 20 carruajes al mes y los pueden enviar a cualquier parte del mundo –aranceles de por medio–.
La mayoría de los pedidos hechos a Yizhinuo International Industrial and Trading Limited provienen de Medio Oriente, África, el sureste de Asia, Australia, Europa y los Estados Unidos, por lo que parece que las “calabazas” no son sólo del gusto mexicano, sino que también son el sueño de muchas quinceañeras y románticos alrededor del mundo.
