Requieren nuevos medicamentos antiparásitos
Cada año se registran 300 millones de infecciones por malaria en el mundo, con un saldo de dos millones de muertes; y aunque existen medicamentos como la artemisina para controlarla, en Malasia se han encontrado cepas resistentes del agente causal, denominado Plasmodium falciparum, a dicha droga.
Ante esa situación resulta indispensable estudiar nuevas alternativas eficaces, seguras y económicas para tratar no sólo esta parasitosis, sino otras que la Organización Mundial de Salud (OMS) considera desatendidas, como la tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño (mal de Chagas en América).
A esta meta ha dirigido sus esfuerzos Kiyoshi Kita, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tokio, quien impartió una conferencia sobre el tema durante su visita al Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
“Nuestra meta es desarrollar fármacos a través del estudio biológico del metabolismo de parásitos. Un buen objetivo es determinar la diferencia entre las mitocondrias del huésped y las del organismo invasor”, expresó durante su ponencia “Diversidad de la cadena respiratoria mitocondrial como blanco de medicamentos para enfermedades antiparasitarias”.
El académico explicó que al probar en cultivos celulares un fármaco llamado siccarin, disponible comercialmente en Japón para combatir el hongo del pie de atleta, observaron que inhibió el desarrollo del parásito Trypanosoma cruzi, causante del mal de Chagas.
En este caso, la enzima blanco del medicamento se localiza en el citioplasma de ese microorganismo, agregó.
Otro de los compuestos que estudia Kiya es el ácido aminolevulínico (5-ALA), utilizado comúnmente en fertilizantes agrícolas, suplementos y cosméticos.
En pruebas de laboratorio con roedores, refirió el investigador, encontraron que bajo la incidencia de luz blanca el 5-ALA en dosis de 200 micro-moles inhibió el crecimiento del parásito causante de la malaria.
Al probar este mismo aminoácido con ratones que previamente habían sido curados de infección por malaria con la variedad Plasmodium yaeli, que afecta a los roedores y luego reinfectados, también observaron buenos resultados.
Por ello, el también jefe del Departamento de Medicina Bioquímica de la Escuela de Medicina en la Universidad de Tokio, dijo, existe suficiente evidencia de que el empleo de 5-ALA es seguro, además de que está ampliamente disponible y a bajo costo.
Comentó que es importante continuar con estas investigaciones, pues algunos medicamentos antiparasitarios también podrían ser útiles para controlar ciertas variedades de cáncer, como el de páncreas.