Robótica a la mexicana
Cuando Raúl Rojas iniciaba sus estudios avanzados de matemática, física e inteligencia artificial, en la década de los 70 en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), las computadoras con las que trabajaba ocupaban el espacio de una habitación y hablar de inteligencia artificial implicaba programar para que estas computadoras almacenaran pequeñas jugadas de ajedrez.
Casi 40 años después, y desde la Universidad Libre de Berlín, la más prestigiada del país, Rojas dirige a un equipo de más de 25 personas quienes están dispuestas a cambiar al mundo, combinando robótica, inteligencia artificial y, por supuesto, ingenio mexicano, para crear los primeros automóviles que eliminen por completo a los choferes y la necesidad de tener un ser humano detrás del volante.
El camino de Rojas no fue fácil: tuvo que lograr una beca para ir al extranjero; mientras otros compañeros de su generación buscaban conseguir seguir sus estudios en Estados Unidos, Inglaterra o Francia, él escogió Alemania. “Claro que hay condiciones adversas e incluso tienes nostalgia de tu país, pero una vez que te enfocas en tu propósito académico, esas cosas pasan a segundo término”, dice Rojas, en entrevista exclusiva con Manufactura.
Futuro automatizado
Para Rojas, un futuro en donde las personas no posean un automóvil propio sino que un chofer automatizado pase por ellos al inicio de la jornada laboral o si necesitan ir a algún lado es algo que sin duda llegará a todas las sociedades del mundo en menos de 50 años.
“Es algo que sucederá, sin duda. Creo que primero habrá ciudades piloto donde el parque vehícular es muy pequeño y puedes cambiar la flotilla de automóviles casi de la noche a la mañana”, dice. Añade que este futuro sucederá en tres etapas: la primera, que ya estamos viviendo, en donde autos como el suyo o el de Google son prototipos esperando avanzar y sobrepasar la tecnología propia para llegar a la sociedad; la segunda, sería la convivencia entre autos que se manejan solos y automóviles que todavía sean manejados por personas y, la tercera, en donde cada vez menos las personas deseen estar detrás de un volante e incluso lo consideran arcaico.
“La mayor ventaja es que se compartirán los autos e incluso podrán recoger al vecino si vamos hacia la misma dirección. Es algo lógico que incluso podríamos tener mucho mejor calidad de vida”, dice. Aunque esto representa una posible amenaza para los fabricantes de automóviles, Rojas dice que ellos mismos han sido los que se han pedido reunirse con él para entender mucho mejor la tecnología que ha desarrollado.
Sin embargo, la pregunta de los amantes de la adrenalina, quienes desean todos los días alcanzar altas velocidades en su vehículo es qué podría suceder con ellos en el futuro. “Es algo muy simple”, explica Rojas, mientras sonríe, “de la misma forma que antes se usaban caballos y después llegaron los carros y se tuvieron que construir hipódromos o circuitos especiales para ellos, así cuando lleguen los autos automatizados, todos ellos que manejan Ferrari o Bugattis, pueden irse a un circuito y ahí seguir disfrutando de la velocidad”.