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¿China o México?

Los costos de la mano de obra y la ubicación geográfica son ventajas competitivas de México en el escenario global, pero aún resultan insuficientes para convertirlo en un destino infalible.
jue 26 diciembre 2019 01:38 PM
Industria manufacturera
Un mito generalizado es que en China la mano de obra sigue siendo barata, lo que es cierto sólo en pequeñas ciudades del interior.

Trasladar la producción manufacturera de países desarrollados a otro en vías de desarrollo requiere, ante todo, un análisis profundo del costo-beneficio. Recientemente, A.T. Kearney desarrolló dos proyectos para generar el caso de negocio; el primero de Estados Unidos a México, y el segundo de Reino Unido a China.

La primer conclusión es que para una estructura de costos directos donde la mano de obra representa 60%, la operación sigue siendo extremadamente atractiva. La segunda es que, al comparar los dos casos, hay diferencias interesantes: las ventajas de México radican en una base salarial significativamente más baja y su cercanía con el principal mercado consumidor del mundo; en cambio, China basa sus ventajas en costos de abastecimiento y distribución, más bajos.

En el caso de la relocalización estadounidense a México, los costos de producción –considerando mano de obra, logística, y overhead– tienen un efecto neto de al menos -25%. Comenzando por la mano de obra, el país man- tiene una ventaja de contar con una mano de obra calificada y de bajo costo. Para darse una idea, los costos de mano de obra directa disminuyen entre 75% y 85%.

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Un mito generalizado es que en China la mano de obra sigue siendo barata, lo que es cierto sólo en pequeñas ciudades del interior. En Shanghái, por ejemplo, el salario anual promedio de un trabajador en una planta manufacturera llega a 17,800 dólares. En cambio, en México los salarios equivalentes rara vez sobrepasan los 7,000 dólares anuales.

A la inversa, los costos de suministro de materia prima incrementan, pues desafortunadamente México aún no produce suficientes. Por ejemplo, hay todavía muchos polímeros de especialidad media que debemos importar. En consecuencia, para el caso de negocio, el costo de insumos se mantiene, y la logística relacionada aumenta de 80 a 100%.

En comparación, China tiene una ventaja: su gigantesco tamaño. Si una empresa del Reino Unido trasladara 30% de su abastecimiento a ese país, podría reducir sus costos en 6%. Para hacerle competencia, México debería robustecer su integración a las cadenas de valor globales. En el mismo sentido, en cualquier relocalización, los costos de distribución al mercado final aumentan.

Para una empresa manufacturera localizada en el sureste estadounidense, estimamos que sus costos de distribución hacia sus clientes aumentarían en 50% si su operación se trasladara al noreste mexicano. En cambio, una relocalización de Europa a China genera un aumento en el outbound de 35-40%.

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Esto se debe a que la mayor parte de los costos de transporte desde China hacia sus mercados objetivos se realizan en barco a precios verdaderamente competitivos. El transporte de materiales por tierra es, por lo tanto, un renglón de costo que no ofrece las ventajas ideales. Si bien pueden imputarse diferentes causas, una avenida de solución son los esquemas de optimización colectivos conocidos como 3PL, que ya hemos comentado anteriormente en otros artículos y que aún son incipientes en México.

Finalmente, una gran ventaja de México sobre los demás países es formar parte del área de libre comercio más grande del mundo, formada en conjunto con Estados Unidos y Canadá. En estos momentos, la nación estadounidense y China se encuentran enfrascados en una guerra comercial, lo que implica que cualquier producción estará sujeta a tarifas comerciales que pueden alcanzar hasta el 25% del valor final del producto. Las estimaciones financieras siguen favoreciéndonos como destino de inversión. Sin embargo, otros aspectos pueden jugar un papel muy importante para tomar la decisión final.

Para muestra, cuando nuestro cliente visitó parques industriales, sus dudas ya no eran sobre el caso de negocio, sino reflejaban una preocupación por la seguridad y la certeza jurídica. Si controláramos esos dos factores, y además lográramos integrar cada vez más las cadenas productivas, seríamos infalibles.

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