La disponibilidad de equipo médico y respiradores para pacientes graves de Covid-19 ha sido uno de los temas críticos durante la actual contingencia, particularmente en países donde los sistemas de salud se han visto rebasados como en el caso de Estados Unidos, o bien, están poco desarrollados.
Para contribuir a paliar esta situación, Propelland, una firma de diseño e ingeniería con sede en México, desarrolló un prototipo para la automatización de respiradores manuales, denominado Vent-Aid, cuya ingeniería y diseño es cien por ciento mexicano, platica Juan Adlercreutz, gerente general de la compañía para Latinoamérica.
No se trata de un respirador, si no de un sistema que automatiza la maniobra del personal médico cuando usa el resucitador-manual, conocido como ambu bag.
Fue diseñado para dar asistencia en la primera línea de contención de los hospitales cuyos recursos están limitados, de tal forma que los pacientes con dificultad para respirar que lleguen a emergencias reciban la oxigenación necesaria y posteriormente sean atendidos con un respirador mecánico invasivo.
Así, además de garantizar la atención primaria a pacientes críticos, se reduce la posibilidad de contagio del equipo médico que los asiste durante la emergencia.
Este asistente mecánico de respiración fue desarrollado en tres semanas por un grupo integrado por un diseñador, un ingeniero y tres colaboradores del taller, y con componentes de fácil acceso en el mercado. El motor, por ejemplo, es de un limpiaparabrisas de coches.
“Está hecho con láminas de acero y cortadoras láser, se arma con tornillos, y tiene un acabado anticorrosivo, lo que reduce la posibilidad de focos de infección por las expectoraciones de los pacientes y lo hace fácil de limpiar”, comenta Adlercreutz.
El costo de fabricación es de 7,000 pesos, sin contar los 800 pesos que en promedio cuesta la ambu bag, sin embargo, al escalar la producción el precio sería menor.