La geografía es otra ventaja clave para México. Su colindancia con Estados Unidos y la cercanía con Canadá implican entregas más rápidas y baratas, más medios de transporte, así como un inventario menor en tránsito y, por lo tanto, costos más bajos.
Muchos desconocen el hecho de que la manufactura en México actualmente tiene un costo 20% más bajo que la de China, con cifras de productividad similares. Además, México provee un acceso fácil a puertos esenciales, facilitando así los embarques a Europa.
No se trata de reinventar la rueda: México tiene un historial de éxito en la manufactura global, actividad que representa el 14% de las importaciones de Estados Unidos. La vía para estas cadenas de suministro expandidas ya se encuentra establecida, al haber eliminado, reducido o estudiado bien las desviaciones en el modelo, será fácil expandirla a otros productos.
El camino por recorrer para este alineamiento estratégico requerirá la estrecha colaboración entre Estados Unidos, México y Canadá, la cual se puede desarrollar bajo el auspicio del tratado comercial T-MEC que entrará en vigor, según lo previsto, el próximo 1 de julio.
Considerando el hecho de que el tratado comercial original no contiene estipulaciones sobre la forma en que los países deben proceder y apoyarse en caso de una pandemia como el COVID-19, se debe revisar teniendo en cuenta una situación de esa naturaleza.
México tendrá que esforzarse en facilitar las actividades comerciales, erradicar la corrupción, desarrollar una clase media sólida e invertir en la infraestructura necesaria, justo como lo hizo China.
Por su parte, Estados Unidos y Canadá necesitan invertir en la región, fomentar nuevos negocios y propiciar un sentido de verdadera alianza.
La pandemia del COVID-19 es sólo el principio, que no haya duda de que habrá desafíos similares en el futuro. Este momento nos ha obligado a reconsiderar el proyecto económico de la región que puede llegar a constituir una protección contra catástrofes naturales o económicas.
La situación nos tomó por sorpresa una vez, no nos puede sorprender de nuevo.