Chips casi invisibles rastrean tus productos
Cuando utilizas un par de zapatos hasta que se desgastan completamente, los desechas sin saber que probablemente en ellos había un dispositivo tecnológico que les fue colocado desde que los fabricaron.
No se trata de una estrategia gubernamental para conocer tus pasos, sino de mecanismos que se integran en la manufactura de muchos productos desde las los lugares donde se fabrican para evitar que sean robados.
Christopher Chairez, gerente regional de la empresa Tyco —encargada de desarrollar casi el 90% de los dispositivos que se utilizan en las tiendas—, explica que los dispositivos son imperceptibles para la gente que compra cualquier producto. Éstos sirven para monitorear el camino que recorre un determinado producto, desde un champú o desodorante, hasta ropa y artículos perecederos.
Esta tecnología va desde etiquetas inteligentes, dispositivos magnéticos, hasta chips que sirven para hacer controles de inventario o proteger contra robos como la tecnología acusto-magnética AM que usan el 80% de productores y vendedores.
Esta tecnología es imperceptible al oído humano, pero cuando el dispositivo pasa por los sistemas de una tienda o almacén y no está autorizado para salir del mismo, se activa una alerta.
Así, tanto productores como vendedores pueden saber en qué momento un producto es robado, no sólo en tiendas, sino a lo largo del trayecto que recorren desde que salen de las líneas de producción, hasta que llegan a los almacenes o supermercados donde serán vendidos.
“Con la implementación de este tipo de tecnología, no sólo mitigamos el riesgo de merma externa, sino que también atacamos el robo interno”, dice Chairez.
De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), el robo interno —es decir aquel que realizan los empleados encargados de manejar o transportar los productos—, representa entre el 35 y 38% de las pérdidas.
La ANTAD también señala que cada año se pierden 24 mil millones de pesos en mercancías que son robadas y esto significa el 2.4% de las ventas totales. Todas esas pérdidas provienen del llamado robo hormiga —cuando alguien entra a una tienda y se roba un producto— y faltantes en los inventarios.
Esto significa un riesgo tanto para productores como para vendedores, explica Chairez, porque cuando un artículo es robado con frecuencia y el costo de las pérdidas es mayor que las ventas, los supermercados o tiendas optan por desaparecerlos de los catálogos.
Es por ello que distintos productores han optado por integrar este tipo de dispositivos antirrobo a sus productos desde los procesos de fabricación.
Así que la próxima vez que utilices un par de pantalones nuevos o un desodorante, probablemente contenga un dispositivo de seguridad que informó su recorrido desde que salió de la fábrica hasta que salió de la tienda.