La mexicana que busca elevar la productividad del chile habanero
María Antonieta Fernández Herrera, investigadora del Cinvestav Unidad Mérida, fue seleccionada como parte del grupo de seis investigadores que cada año reciben apoyo de la alianza conformada por la UNESCO, el fabricante ruso de fertilizantes a base fosfato, PhosAgro, y la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC, por sus siglas en inglés), para desarrollar proyectos relacionados con la química verde concebida como una alternativa de investigación con menor impacto ambiental.
De acuerdo con información del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, es la primer vez que una investigadora mexicana obtiene este apoyo otorgado por esta iniciativa global implementada desde hace cinco años con miras a generar y aplicar nuevos conocimientos científicos en ‘química verde’ a partir del talento de jóvenes científicos.
La química verde busca desarrollar tecnologías sostenibles encaminadas a reducir o eliminar, la producción y el uso de sustancias peligrosas en la minería y en el diseño, fabricación y aplicación de productos químicos, entre otros, según información de la UNESCO .
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Fernández Herrera, al igual que los otros cinco investigadores galardonados, recibirá 30,000 dólares con el objetivo de realizar el proyecto propuesto durante 12 meses. Los recursos, según la investigadora, se destinarán a la compra de insumos y para las pruebas en invernadero, así como en estancias por parte de los estudiantes del Cinvestav en la Universidad de Iowa, instancia que junto con el Instituto Tecnológico de Conkal, en Mérida; participan en el proyecto.
Este tipo de convocatorias es una alternativa para obtener recursos por medio de instancias con las que no se tengan conflicto de interés, y de esa manera dejar de depender por completo del financiamiento federal para nuestros proyectos
El proyecto de la Investigadora del Departamento de Física Aplicada del Cinvestav está relacionado con la síntesis de hormonas de crecimiento vegetal empleadas para el cultivo de chile habanero, con miras a generar cultivos con mayor tamaño de raíces y frutos, así como incremento en la producción, aumento de biomasa, además de hacerlos más resistentes a plagas, sequías y otras condiciones de estrés.
“El trabajo propuesto se centró en la síntesis de hormonas de crecimiento (…) Se trata de compuestos esteroidales que, aplicados en cantidades mínimas (nanogramos por litro), benefician a los cultivos”, sostuvo la también Doctora en Ciencias Químicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) quien tiene años trabajando sobre química de esteroides y la síntesis de una gran variedad de moléculas relacionadas con ellos.
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El proyecto apoyado por la Alianza internacional consiste en dos etapas. La primera se enfocará a la síntesis de esas hormonas de crecimiento vegetal a partir de esteroides provenientes de plantas –que es una materia prima común– y la síntesis de nuevos esqueletos en la cadena lateral de esos esteroides. La segunda consiste en formular los compuestos que se aplicarán a cultivos de plantas de chile habanero en invernaderos.
La intención de probar esas hormonas de crecimiento en el chile habanero fue debido a la importancia de ese producto en la Península de Yucatán, no solo en la economía de la región, sino también por su componente social.
Razones de la elección
Además, uno de los requisitos de la convocatoria era que el proyecto científico cumpliera con al menos uno de los 12 principios de la química verde, a lo que Fernández Herrera consideró seis, entre ellos la economía de átomos durante el proceso de transformación de algún compuesto, con lo que evita el desperdicio de material.
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Otro aspecto relevante, según el Cinvestav, es que en el proyecto se emplearán materias primas renovables o de fácil acceso y se generarán productos finales seguros; es decir, no tóxicos para el medio ambiente.
Uno de los componentes de ‘química verde’ que resultan más interesantes del proyecto, es que la propuesta sustituirá el uso de catalizadores o aditivos contaminantes por agua en las reacciones requeridas. “Una de las reacciones que nosotros empleamos es una síntesis promovida por agua supercalentada (superheated water), porque la reacción se hace en microondas a 160 grados centígrados; como se hace a presión, las reacciones no requieren de otro disolvente o compuesto clorado ni de catalizadores, sino que con las mismas propiedades del agua a esa temperatura nosotros logramos solubilizar y promover la reacción”, explicó la investigadora.