La química puede salvar estatua de 'El Caballito'
El daño causado a la estatua de Carlos IV, mejor conocida como “El Caballito” de Manuel Tolsá puede ser revertido con una solución que consiste en un sistema mecánico de abrasión, recomendó Jorge González, Director del Centro de Investigación en Corrosión de la Universidad Autónoma de Campeche.
Explicó que en este método se utiliza una lija muy fina de carburo de silicio (un abrasivo) y agua, con lo que se podrán remover las manchas que dejó el ácido que emplearon en la restauración de la estatua. Un tratamiento químico para que se forme un óxido estable que con el tiempo adquiera el color de la parte que no fue afectada.
“Siempre y cuando haya metal suficiente se puede hacer esa remoción de productos de corrosión que se formaron como escurrimiento”, dijo González al agregar que es importante conocer el espesor de la pared para que resista la eliminación mecánica y promover la formación de una pátina más estable.
Según el especialista, posiblemente también se tendrá que utilizar un ácido de manera controlada que promueva la oxidación. Sin embargo, podría presentarse alguna diferencia en el tono de la parte afectada respecto a la parte estable, que con el tiempo podría recuperarse.
“Se utilizaría agua a presión para eliminar el exceso de ácido y donde queden manchas, removerlas con la lija y dejar que el mismo contacto con el aire de la atmosfera induzca la formación de productos de corrosión, que con el tiempo se esperaría que se hicieran oscuros”, comentó
De haber una reacción positiva, se empezará a decolorar el metal, pues una vez removiendo lo que fue muy agresivo se empezará a corroer y ennegrecerse y ese sería el resultado final. Se haría por partes, considerando que es la misma aleación.
“Se busca que el metal se oxide, que a la hora de combinarse con el aire y contaminantes de la atmosfera forme una capa estable, homogénea, poco porosa, que sirva como barrera física”, dijo.
Durante la restauración y rehabilitación que inició la empresa Marina, restauración de monumentos, se utilizó ácido nítrico con alta concentración, con lo que se disolvió 50% la capa que protegía al bronce original. Desde 1950 este ácido inorgánico se dejó de emplear para la restauración cuando se comprobó el profundo e irreversible deterioro que causan.
Para el director del Centro de Investigación en Corrosión, se quiso remover toda la pátina para que quedara la escultura brillante y color metálico, pero sólo se podría si estuviera en un museo con humedad controlada. Sin embargo, agregó, no hay riesgo de la integridad de la escultura.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estimó daños irreversibles en 50% a la escultura que se creó hace más de 200 años y el costo económico de un millón 415 mil 723 pesos.