EU carece de nuevos fármacos para enfermedades mentales
En Estados Unidos ven con preocupación la caída de las inversiones en la mayoría de los laboratorios para el desarrollo de nuevos fármacos para tratar las enfermedades mentales, que afectan a 25% de la población.
"Parece que las compañías farmacéuticas han concluido que el desarrollo de nuevos tratamientos psiquiátricos es demasiado arriesgado y demasiado caro", mnciona Richard Friedman, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina Weill Cornell en Nueva York.
Esta baja de la investigación se produjo después de una serie de fracasos de ensayos clínicos de antidepresivos y antipsicóticos, señaló.
Esta situación fue notoria en la conferencia de la Sociedad Americana de Farmacología Clínica y Terapéutica (ASCPT, por su sigla en inglés) en 2011: sólo 13 de las 300 presentaciones se centraron en psicofármacos y ninguna informó sobre una nueva medicación, dijo Friedman.
"El resultado es que hay muy pocos fármacos nuevos en desarrollo", y que todos los antidepresivos y antipsicóticos actualmente en el mercado se dirigen a las mismas dianas moleculares que sus prototipos de los años 1950.
Las enfermedades mentales, un desafío para los laboratorios
Los laboratorios prefieren invertir en el cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes, cuyos objetivos biológicos para los tratamientos están bien definidos y son más fáciles de estudiar que los trastornos mentales, dijo Friedman, señalando que "se necesitan mil millones de dólares para desarrollar un nuevo fármaco".
"El cerebro es extremadamente complejo y las enfermedades mentales se producen tanto por trastornos neuroquímicos y de circuitos nerviosos, como por interacciones complejas de genes y sistemas ambientales", apuntó Paul Summergrad, director del departamento de psiquiatría de la Universidad Tufts en Boston y presidente de la Asociación estadounidense de Psiquiatría (APA, por su sigla en inglés).
"Por lo tanto, es más difícil estudiar estas enfermedades, científicamente hablando", dijo a la AFP.
Summergrad destacó el desarrollo en los últimos 20 años de nuevas herramientas de investigación como la optogenética -técnica que hace a las neuronas sensibles a la luz- la genómica y las células madre, que aportan nueva visión sobre las funciones fisiológicas de estas patologías.
A pesar de esto, "pienso que las enfermedades mentales siguen siendo un desafío para la industria farmacéutica y esta es una de las razones por las cuales se ha dejado de lado la investigación" en la materia, agregó.
"Patologías más rentables y menos riesgosas"
Summergrad subrayó los elevados costos de la atención médica que, según él, se estiman en cientos de miles de millones de dólares, y consideró "muy preocupante que muchos grandes laboratorios se retiren de este campo de investigación debido a que otras patologías son potencialmente más rentables y menos riesgosas".
El psiquiatra también destacó la reducción de los fondos otorgados a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, esenciales para la investigación básica.
Solo Merck, uno de los cinco grandes laboratorios, respondió el pasado fin de semana a una consulta de la AFP sobre sus inversiones en investigación psiquiátrica.
"Como hacemos muy poca (investigación) en esta área nos abstendremos de hacer comentarios", escribió en un correo electrónico un portavoz del grupo estadounidense, al tiempo que afirmó que "Merck se concentró en la enfermedad de Alzheimer".
Además de Merck, AFP consultó a los laboratorios Pfizer y Bristol-Myers Squibb, el francés Sanofi y el británico GlaxoSmithKline.
Para Liza Gold, profesora de psiquiatría clínica de la Universidad de Georgetown en Washington, "la inexistencia de nuevos medicamentos es un problema médico real cuando los tratamientos más antiguos ya no son efectivos", o sus efectos secundarios son importantes en algunos pacientes.
"Es difícil explicarle a un paciente que no tenemos nada más que ofrecerle", dijo a la AFP.
Estos psiquiatras basan sus esperanzas en el proyecto de investigación iniciado en 2013 por el presidente Barack Obama para desentrañar los misterios del cerebro que, como señaló Friedman, "es una gran promesa para la comprensión de los mecanismos básicos de las enfermedades, pero también de lo que es normal".