Inversión en transporte no resuelve falta de movilidad
En México, 55% de los fondos destinados para proveer infraestructura urbana en transporte sólo se destinaron a ampliar vialidades, mientras que los recursos procedentes de la federación y los fondos metropolitanos sirvieron para programas de “chatarrización” o la compra de unidades nuevas, que solo sirven como parches y no ofrecen soluciones de fondo a los problemas de movilidad que enfrentan las ciudades.
“No estamos siendo congruentes otra vez con el discurso, tenemos que mejorar los criterios de asignación para este tipo de fondos y crear mejores proyectos, desde lo local, pensando el sistema de transporte como algo integral y articulado”, indica Gabriela Alarcón, directora de competitividad urbana del IMCO, quien lamenta la falta de capacidad que han mostrado los gobiernos metropolitanos para pensar el transporte como un sistema.
Alarcón expresó que la solución de fondo empieza por arreglar la forma como opera el sistema, generando derechos de vía necesarios para los sistemas de transporte masivo, desincentivando el uso de los automóviles y haciendo el transporte público mucho más eficiente.
“Como sociedad necesitamos una mejor cultura de movilidad, y cultura de exigencia para tener un transporte público de clase mundial, que es lo que nos falta”, indica la representante del IMCO y propone la creación de organismos reguladores fuertes a nivel metropolitano, capaces de coordinar los proyectos entre los diversos estados y la federación.
Aclara que no se trata de construir un sistema de transporte masivo paralelo al que ya existe, sino de coordinar los sistemas existentes para hacerlos más eficientes, estableciendo, por ejemplo, medidas para mejorar el sistema de transporte concesionado, crear una regulación metropolitana para el Sistema de Transporte Colectivo Metro, que hoy maneja el Distrito Federal, lo que complica pensar en ampliaciones hacía los estados que conectan con la capital del país.
Contar con una visión integral requiere la cooperación de los tres niveles de gobierno, Federal, estatal y local a fin de que financiamientos y proyectos formen parte de una visión sistémica y se complementen en lugar de competir, afirma.
También recuerda que la sociedad necesita tener más valor para dejar su coche y buscar maneras alternativas de desplazarse por la ciudad. Finalmente, insiste en que el transporte público impacta directamente la competitividad de las ciudades y afecta la calidad de vida de sus habitantes, convirtiéndose en el segundo factor de mayor importancia para definir si una ciudad es habitable.