En la industria automotriz “más vale ir acompañado que estar solo”
CIUDAD DE MÉXICO.- Si existe una industria que conoce de alianzas es la automotriz. Desde finales de la década de 1980, gigantes como Volkswagen comenzaron a comprar participaciones en otras compañías de menor tamaño, pero que les abrían nuevos mercados, como ocurrió con la compra de 51% de Seat en España.
Paulatinamente, la adquisición de participaciones dio paso a otra práctica: las alianzas. Las actividades de producción y manufactura han experimentado numerosos acuerdos en la última década, explica Gerardo San Román, experto de la compañía de investigación de mercado JATO.
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“Se hacen acuerdos donde una compañía dice: ‘fabrícame este vehículo en tu planta, porque no tengo la capacidad instalada’, e incluso se opta por esto en el desarrollo de tecnologías como motores o transmisiones. (…) Hay empresas que fabrican la misma transmisión para varios modelos de distintas marcas”, explica.
Si bien estas alianzas se ha dado en materia de autopartes o para cierto tipo de vehículos (como los pesados o comerciales), recientemente el auge de los híbridos y los eléctricos ha empujado nuevos acuerdos entre compañías.
Un ejemplo es la alianza entre Honda y General Motors: la primera anunció una inversión de 2,700 millones de euros y una participación de 5.7% en la unidad de vehículos autónomos de la automotriz estadounidense.
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Otro caso reciente es el de Ford y Volkswagen, que hace apenas unas semanas anunciaron que trabajarán juntos en materia de vehículos eléctricos y autónomos.
Empresas de software, jugadores incipientes
Los vehículos eléctricos y particularmente los autónomos marcarán un parteaguas en las alianzas automotrices, debido a que las empresas buscarán acuerdos con compañías de desarrollo del software requerido para su funcionamiento, así como otras tecnológicas de componentes básicos, como las baterías.
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“Desde el punto de vista del fabricante, las plataformas, suspensiones, transmisiones, etcétera, comparten los mismos componentes entre vehículos eléctricos y de combustión”, explica San Román.
Sin embargo, más que cooperar, las compañías tecnológicas y automotrices pueden competir entre sí. Según la encuesta ‘Global Automotive Executive Survey 2017’ de la consultora KPMG, 55% de una muestra de altos mandos del sector automotor considera que los fabricantes de piezas originales (OEM por sus siglas en inglés) y las empresas tecnológicas se confrontarán por las nuevas tendencias.
En México, el papel de la industria será el de maquilador, de no darse inversiones en aspectos como las baterías, un componente del cual China ya se ha posicionado como el mayor productor, al atraer a más de 100 compañías.
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“Aquí no hemos tenido fuertes inversiones. Es uno de los puntos que deberían mejorar”, concluye San Román.